AF7 2013 - Barcelona: Interiores de lujo
El Barcelona en esta edición de 2013 de AF7 es sin duda un
equipazo: todas las líneas se encuentran bien cubiertas, aunque si por algo ha
destacado especialmente en las semifinales frente al Real Madrid, a mi juicio, es
por su línea de mediocentros-interiores. Oh
là là, que diría un gabacho. Yo he quedado francamente impresionado: y es
que el Barcelona parece tener una máquina de crear centrocampistas de toque modernos. No son ni mucho menos
fotocopias, pero tienen ese algo indefinible con balón que les hace mágicos. Hablo
(por orden de preferencia personal) de Nil Fabregó (dorsal 4), Nicolás González
(dorsal 14) y Guillermo Amor (dorsal 6), trío al que habría que añadir a
Nsumane (dorsal 10), éste superior físicamente y con unas cualidades más
alejadas, aunque técnico e inteligente (no es típico negro que a estas edades
destaca únicamente por su físico, además en este caso su papel ha sido
secundario). Dos puestos para 3 ó 4 jugadores (Nsumane también ha sido
utilizado de carrilero derecho). Precisamente fue Nil Fabregó el que menos minutos dispuso sobre el terreno de
juego, pero ya desde el primer contacto con la pelota se ganó mi aprecio: es
uno de esos jugadores delicados, que miman el esférico como si fuera su
hermanito pequeño, cuyo golpeo de balón extasía, anonada y aletarga al
aficionado. Elegante, delicado, preciso; juega fácil, o más bien, cuando el
balón pasa por sus pies todo parece la mar de sencillo. Pese a su indudable
calidad técnica jugó en beneficio del equipo: es decir, no abusa de la jugada
individual, más bien mueve al equipo a su antojo, da el pase necesario –a veces
más profundo, otras más horizontal-, su criterio es ciertamente envidiable. Con
mucha pausa y calma, su sangre no se encuentra en estado líquido, sino más bien
parece haber solidificado (de la tranquilidad y seguridad que transmite).
Precisión, criterio, inteligencia, aparente sencillez, golpeo de pelota
soberbio, excelente visión de juego, regate en una baldosa, abrumadora técnica:
desde luego que me ha dejado impresionado. También se ha mostrado implicado en
labores defensivas, aunque no he sido capaz de medir su nivel en ese apartado. David González es el “chico para todo”,
en el mejor de los sentidos del término: pese a tener una notable calidad y
capacidad técnica es el primero que da ejemplo a la hora de llevar el mono de
trabajo: se suma con inteligencia, fuerza y criterio al ataque; aporta un
equilibrio fundamental en defensa. Un todoterreno que aúna trabajo y
creatividad. Posiblemente el más completo: tiene criterio, regate, amplio rango
de pase, visión de juego, conducción de balón, disparo, precisión en el golpeo,
regate, inteligencia, fuerza, capacidad aeróbica y anaeróbica, control,
entendimiento del juego global. Su inteligencia para ir a la presión y a la
anticipación también son destacadas. Guillermo
Amor hijo juega tal y como imagino que jugaba Guillermo Amor padre a su
misma edad: un todocampista de ida y
vuelta, con mucho criterio y recorrido, excelente en el juego al primer toque, con
temple y calma, que no se complica y da continuidad, llegador y con notable
disparo (y por tanto con facilidad para anotar). Siempre en movimiento, a su
vez posee grandes dotes organizativas. Su regate y su clarividencia no deben ni
mucho menos ser desestimados. Completísimo.
Sinceramente, aun probablemente sin haberles visto jugar lo suficiente, creo que estos tres diestros atesoran el talento necesario para convertirse en futbolistas. Matizo: para mí ya son grandes futbolistas. Verles jugar es un espectáculo y una delicia para el aficionado, toda una experiencia: porque además de ser vistosos son eficientes: suman un plus de calidad, saber estar y lectura en el juego que les convierte en piezas claves para que su equipo sea capaz de dominar el partido. Todo ello añadiendo, asimismo, que están rodeados de buenísimos compañeros.
Sinceramente, aun probablemente sin haberles visto jugar lo suficiente, creo que estos tres diestros atesoran el talento necesario para convertirse en futbolistas. Matizo: para mí ya son grandes futbolistas. Verles jugar es un espectáculo y una delicia para el aficionado, toda una experiencia: porque además de ser vistosos son eficientes: suman un plus de calidad, saber estar y lectura en el juego que les convierte en piezas claves para que su equipo sea capaz de dominar el partido. Todo ello añadiendo, asimismo, que están rodeados de buenísimos compañeros.
Etiquetas: AF7, David González, Guillermo Amor, Nil Fabregó
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